miércoles, 1 de enero de 2014

Cuando "Sepan cuantos..." conquistó el territorio Kindle

La editorial mexicana Porrúa ha comenzado recientemente a volcar su mítica colección "Sepan cuantos..." al formato de e-books Kindle, la famosa plataforma de Amazon.

Bautizada en 1959 por Alfonso Reyes, la colección (o serie) "Sepan cuantos..." se caracteriza por ser un referente en la divulgación de la literatura universal y también por ser una de las iniciativas privadas de mayor calado en el proceso de alfabetización y educación en la segunda mitad del siglo XX en México. Su importancia es de tal envergadura, que por intenciones y resultados puede compararse con la célebre colección de los "clásicos verdes", aquella que José Vasconcelos impulsó al frente de la recién creada Secretaría de Educación Pública en los años veinte. Por supuesto, el proyecto de Vasconcelos fue, finalmente, de unos cuantos volúmenes; Porrúa, por su parte, cuenta con un catálogo de más de 700 y contando.

Los bajos precios de sus títulos y la amplitud de su catálogo le han asegurado una presencia continua en los sistemas de educación básica, media y superior, proporcionándole así un mercado permanente y en constante crecimiento. Adicionalmente, el reconocimiento y la participación (con prólogos o introducciones) de algunos importantes intelectuales y académicos le ha garantizado a la colección una fiabilidad y un prestigio de los que no goza ninguna otra empresa editorial privada con características similares. (Ese es el caso, por ejemplo, de Editores Mexicanos Unidos, cuyo prestigio entre esnobs y enterados es nulo, pero cuyas ediciones de El principito, de Antonie de Saint-Exúpery, o de Los cuentos de la selva, de Horacio Quiroga, son un verdadero tesoro para los lectores pobres en México, que los hay, y a pesar de la inútil Red de Bibliotecas Públicas.)

De esta manera, su presencia en la plataforma de Amazon le da una proyección todavía mayor: la del mundo hispánico. Si la colección "Sepan cuantos..." llegara a publicarse en su integridad y a mantenerse actualizada en la plataforma Kindle, podría competir con la legión de editoriales peninsulares que hacen algo parecido pero para un público eminentemente español (aunque sus ventas sean predominantemente hispanoamericanas): DeBolsillo, Cátedra, Alianza o Acantilado, entre las más notables.   

Hay que decir que entre las razones que permiten los precios accesibles que caracterizan a "Sepan cuantos..." se encuentran algunos hábitos que son, por lo menos, cuestionables.

Dejando de lado el descuido y el desparpajo del propio quehacer editorial (situación que hace desaconsejable el uso de estas ediciones para el estudio filológico de cualquier clásico hispánico) o la mala calidad del papel y la impresión, se puede hablar de la recurrente práctica de editar textos libres de derecho de autor sin proporcionar los créditos correspondientes. El incauto lector podría abrir las páginas de, pongamos por caso, la Poética de Aristóteles y no saber que la agradable aunque ardua prosa del texto se explica porque es una traducción peninsular del siglo XVIII. Si, como afirmó alguna vez José Emilio Pacheco, cada generación debe contar con sus propias traducciones de los textos clásicos, hay ocasiones en los que el lector de "Sepan cuantos..." dialoga con los contemporáneos del siglo XVIII o el siglo XIX.   

Otra razón que juega en contra de la fiabilidad de "Sepan cuantos..." es, paradójicamente, la participación de importantes intelectuales y académicos del siglo XX. Quizá porque el editor quiere explotar indefinidamente un prólogo de Francisco Montes de Oca o Arturo Souto Alabarce, o tal vez porque no le interesa actualizarlos, las obras de esta colección se reimprimen una y otra vez con textos preliminares de los años sesenta o setenta, transmitiendo información que quizá en la actualidad ya ha sido matizada, corregida, aumentada o refutada, sin contar con que en cuarenta años debe haber existido por lo menos una nueva interpretación audaz que podría interesar al lector curioso. Además, seamos sinceros, no es lo mismo leer un prólogo de Sergio Pitol que uno de Souto Alabarce. Los del primero se recopilan en antologías; los del segundo duermen el sueño de los justos.

Al margen de errores o procedimientos heterodoxos, la incursión de "Sepan cuantos..." en Kindle es un hecho que debe celebrarse. Las razones son dos.

La primera es que se trata de una iniciativa de divulgación que al trasladarse al formato digital amplía su campo de repercusión. Es verdad que los pobres de México no tienen Kindle, pero esta condición debería ser temporal. Entre otras razones porque la tendencia del sector editorial es cada día más clara: nos dirigimos a la convivencia entre los dos soportes, el del papel y el digital, y muy pronto será más barato comprar un lector digital que cinco libros impresos. Esto sin contar con que, en la actualidad, cualquier smartphone puede ser un soporte para la lectura de libros digitales. Si el libro es un artilugio de primera necesidad, pronto lo será también un soporte de lectura digital, sea o no un lector Kindle. Y las bibliotecas tendrán que garantizar la lectura a través de estos soportes.

La segunda es que a pesar de todos sus defectos y limitaciones, "Sepan cuantos..." es un contrapeso a la inundación del mercado editorial español en México. Un contrapeso accesible para el lector desinteresado que disfrute tanto con la prosa de Luis Segallá y Estalella como con la de Ignacio Manuel Altamirano o Emilia Pardo Bazán; para el lector que sepa que lo de menos es el soporte (puesto que está dispuesto, por presupuesto, obligación o elección, a leer un Porrúa, está claro que no le importa el soporte) y que lo de mayor importancia es el contenido, si no exacto (¡quién pudiera leer en ruso a Tolstói o en griego a Homero!) sí, por lo menos, aproximado.



Maldito Jeff Bezos; bendito Jeff Bezos.

El usuario (potencial o activo) de Kindle puede encontrar los títulos de "Sepan cuantos..." en este enlace. De nada.

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