martes, 23 de septiembre de 2008

Un apunte (ajeno) sobre Bartleby


Leo una afirmación fascinante sobre Bartleby que no me resisto a transcribir. El autor es Andrew Delbanco, un profesor de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, que ha dedicado unas páginas sencillamente deliciosas a la vida de Herman Melville, el autor de Moby Dick, pero también de Benito Cereno, Billy Budd y, por supuesto, Bartleby, el escribiente.

Escribe Delbanco
(Melville. Barcelona: Seix Barral, 2007):

Lo que Melville consiguió con «Bartleby, el escribiente» fue integrar la noción radical de que el inmóvil orden social es moralmente ultrajante y debe ser rechazado con la noción conservadora de que las costumbres y tradiciones son tan preciosas como frágiles y deben ser defendidas. «Bartleby» registra la verdad de ambas visiones. Integra la verdad moral de que debemos a los demás seres humanos nuestra fe y nuestro amor con la verdad psicológica y social de que la simpatía y la benevolencia han de tener límites; que, como el historiador Thomas Haskell escribió, «los límites de la responsabilidad moral han de ponerse en algún punto... y ese "punto" caerá siempre demasiado lejos de todo el dolor y el sufrimiento que nosotros podríamos tratar de aliviar». La voz radical en Melville dice, «Sálvalo, socórrelo, abrázalo como criatura de Dios», mientras la voz conservadora dice: «¿Qué más puedo hacer por él? Y si le dedico mi vida entera, ¿en qué me convertiré para aquellos que dependen de mí?» En «Bartleby» esas dos voces hablan como lo hacen en la vida: es decir, hablan al mismo tiempo.

Por cierto, aunque preferiría no hacerlo, ya comentaré la biografía. Sin ningún tipo de exageración, debo decir que me parece fundamental.

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