martes, 17 de julio de 2007

Zapatero en México

La reciente visita diplomática de José Luis Rodríguez Zapatero a México ha causado en ese país una serie de reacciones que van de la aversión absoluta a la simpatía parcial, cuando no se resuelve en apreciaciones francamente contradictorias.

1.

Así, por ejemplo, los comentaristas, reporteros y caricaturistas del diario La Jornada (abiertamente de izquierda y que aglutina entre sus lectores a intelectuales, integrantes de la clase media universitaria y núcleos populares altamente politizados) han visto que se trata de la incursión, una más, de uno de los representantes de las inversiones que no suelen favorecer demasiado al país.

Quizá el ejemplo más explícito de esta apreciación se dé en la caricatura del monero Hernández, “La nueva colonia”, publicada precisamente el día de hoy. En ella, Rodríguez Zapatero piensa para sí mismo que no sabe si Felipe Calderón, el presidente de México, se legitima o no como presidente electo, pero que “como virrey se está legitimado...” Por lo demás, aparte de las alusiones a los intereses comerciales españoles en el país, encarnados ahora en un nuevo modelo de colonialismo según esta interpretación, la caricatura hace referencia a un suceso más que ha debilitado la simpatía que sentía la izquierda ilustrada mexicana por el presidente del gobierno español y el partido político al que pertenece, el PSOE. Ese suceso fue el desafortunado reconocimiento de que Felipe Calderón había ganado las elecciones presidenciales del año anterior cuando en México aún faltaba el aval del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el único órgano institucional facultado para decidir quién ocuparía la presidencia en una situación como la que se presentó en aquella ocasión. El reconocimiento de Zapatero, dado a conocer por vía diplomática, anulaba en el ámbito internacional un periodo electoral que amenazó con llevar el país al caos. George W. Bush fue el otro jefe de estado que se apresuró a felicitar a Calderón por unos resultados que aún no se habían terminado de decidir.



Al margen de ese neocolonialismo que para ciertos sectores representa Zapatero, lo cierto es que empresas como el BBVA o Telefónica obtienen cuantiosos beneficios sin que se aprecie en cambio lo que aportan con sus inversiones. Así, no es gratuito que la primera escala del presidente del gobierno español se haya dado en Cancún, Quintana Roo, donde el sector turístico ha alcanzado en los últimos años unas cotas de rendimiento altísimo y donde también se encuentra en juego un porcentaje importante de intereses españoles. Ahí, a donde acudió solícito Felipe Calderón con la finalidad de mostrarle a su invitado una de “las nuevas siete maravillas del mundo”, los empresarios españoles exigieron al presidente de México unas condiciones más favorables para que sus inversiones se incrementen. Un nuevo aeropuerto en Tulum, la incertidumbre que genera la CETU (un nuevo gravamen que pretende frenar la evasión fiscal) y el tema de la seguridad fueron algunas de las inquietudes con mayor resonancia.

2.

En contraste, el gobierno de la Ciudad de México y la Universidad Nacional Autónoma de México parecen encontrarse instaladas más allá de las apreciaciones políticas. Por supuesto, habría que subrayar el parecen.

En el primer caso, Marcelo Ebrard, el jefe de gobierno del Distrito Federal, nombró a Zapatero “Huésped Distinguido”, alegando que existen muchísimas afinidades entre una administración y otra, como “la esperanza de un mundo posible sin injusticia y con tolerancia”. De acuerdo con sus propios datos, en el Distrito Federal se concentra un 80% de la inversión española, y la actual administración en España, la del PSOE, representa avances sociales y legales que son un ejemplo para la Ciudad de México.

No obstante, no puede perderse el siguiente detalle: el “gobierno legítimo” encabezado por Andrés Manuel López Obrador, el ex candidato presidencial que aparentemente perdió las elecciones, nombró simultáneamente a Zapatero persona non grata, aduciendo más o menos los argumentos que hemos revisado antes. Ebrard siempre ha sido una persona cercana a López Obrador; de hecho, es importante recordar que en las elecciones anteriores, mientras el primero era el candidato del PRD para el gobierno local, López Obrador lo era para la presidencia...

El intensísimo viaje se clausuró con la ceremonia en la que la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México otorgó a Rodríguez Zapatero la medalla Isidro Fabela, un reconocimiento que han recibido figuras del mundo político y cultural como el escritor portugués José Saramago, el poeta argentino Juan Gelman, el también poeta, revolucionario y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal, etcétera. Es relevante que Zapatero haya aceptado dicha distinción, sobre todo como presidente del gobierno de España, en nombre de los ciudadanos españoles y los tranterrados, donde su evocación está envuelta en no sé qué indignación y solidaridad conmovedoras (situación que, por cierto, no ocurre con los centroamericanos que mueren en su intento por llegar a Estados Unidos, con el atraso en todos los ámbitos de los indios tzetzales o con la violencia masculina hacia las mujeres).

Por lo demás, parece que las instituciones hacen su trabajo.

1 comentario:

danielnavarro dijo...

España, sí, España. Tan lejana y perdida en el horizonte del Atlántico. Veo una tríada que no existe, y que debemos cultivar: Argentina, España y México, un triángulo que nos permita levantarnos en forma creativa, justa y contundente en este "diálogo entre naciones" como se da a catalogar el caos mundial basado en relaciones comerciales sin nacionalidad. Me hubiera gustado más que el venir a husmear los intereses económicos de españoles en México (que de entrada no es ilegítimo hacerlo), el Sr. Zapatero concentrara sus esfuerzos diplomáticos en una suerte de conformación aliada, más allá de los colonialismos neo-medievales de nuestro tiempo, en esa estructura cultural que a fin de cuentas, está construida en forma histórica. Y que es necesario retomar. España a través de Zapatero pudo hacerlo, no lo hizo. Ahora queda por saber qué va a hacer Argentina... o México. No obstante, no veo a México como punta de lanza. En México estamos completamente asfixiados por la política partidista que aborta cualquier iniciativa de esta naturaleza pan hispanoamericana, de índole cultural. Saludos. Daniel Navarro.